Carmen Puri y la crisis financiera

Ya tenemos en cocheras el primero de los cinco trenes-tranvía que, a partir de marzo, cuando entren en funcionamiento operativo, servirán para dar un baño de modernidad a una ciudad como Jaén tantas veces castigada por el desaliento. La apuesta socialista durante la pasada campaña electoral, basada en el nuevo sistema tranviario, ya no es una realidad virtual. La alcaldesa, Carmen Puri Peñalver, se ha jugado mucho en el envite que hizo hace cuatro años. Gracias a sus presiones políticas,  la Junta de Andalucía ha financiado todo el proyecto por un importe de casi 90 millones de euros. Y el PP (tan demagógico en este punto) sabe que esa partida de dinero sólo podía utilizarlo la Junta para ese fin y no para, por ejemplo, la ciudad sanitaria. Así que, con el tranvía, Jaén se engancha al tren del futuro y Carmen Puri al vagón de la próxima campaña electoral municipal.

En tiempos menos infelices que los que padecemos desde hace dos años, el revulsivo del tranvía hubiera sido suficiente para que los socialistas y el equipo de gobierno municipal (PSOE-IU) hubieran ido a los próximos comicios municipales de mayo con las suficientes garantías como para renovar mandato. Pero, hete aquí, que la joya de la corona (el tranvía) con su aire de imponente modernidad llega justo cuando el Ayuntamiento de Jaén sufre una delicadísima crisis de liquidez financiera, que puede emborronar y emborronará cualquier imagen de triunfalismo. Y ya basta de recurrir a la típica artimaña de la deuda heredada durante la anterior etapa de gobiernos del PP.

Así pues, se puede producir una no lejana paradoja: que en 2011 la capital cuente con un reluciente tranvía, que nos equiparará a un puñado de ciudades europeas, y unos servicios municipales cada vez más esquilmados, con su consiguiente repercusión para el bienestar de los ciudadanos que la habitan. Que la situación de las arcas municipales es insostenible lo demuestra desde haces meses una serie de pequeños y grandes detalles que se cuelan por la rendijas de la actualidad. La gasolinera que abastece a los coches municipales que se negó a seguir suministrando combustible ante la deuda acumulada por el Ayuntamiento. O la millonaria deuda contraída con la empresa FCC, que tiene el contrato del servicio de recogida y limpieza de basura de la ciudad. FCC ha utilizado a los trabajadores, dejándoles de abonar sus nóminas, para presionar al Ayuntamiento. Y esto es sólo la punta del iceberg. Mientras tanto. Carmen Puri se encuentra entre la espada y la pared, con nula capacidad de maniobra.

A fuerza de presiones empresariales de los proveedores con más poder, el Ayuntamiento paga poquito a poco para que no se deterioren algunos servicios públicos. Cómo estará la situación que para pagar la nómina de sus trabajadores el Ayuntamiento ha tenido que solicitar un aplazamiento de los pagos a la Seguridad Social.

En lenguaje de andar por casa, el Ayuntamiento (que es la casa de todos los ciudadanos) tiene demasiados gastos que cubrir (añadamos lo que costará el mantenimiento del tranvía) y cada vez menos ingresos que generar. De este modo existe el peligro de que se produzca una asfixiante crisis financiera que acabe por ahogar las cada vez más desesperada respiración del pulmón económico del Ayuntamiento. Y auguro que, pase lo que pase, nada grave sucederá antes del próximo mes de mayo. Será a partir de ese mes, con las elecciones municipales ya celebradas y gane quien gane las mismas, cuando se tendrán que tomar duras y críticas decisiones.

¿Apostamos?