Desde Jaén, ¡qué envidia me das, Lleida!
Tengo la costumbre de desayunar los domingos por la mañana con la radio puesta para conocer las noticias del día y las reflexiones que se suelen hacer sobre los asuntos más destacados de la semana. Le daba un bocado a una sabrosa tostada de aceite cuando escuché la voz templada del presidente de la Generalitat, José Montilla. El honorable se encontraba en Lleida con motivo de establecerse los primeros vuelos entre la capital de la provincia catalana y Palma de Mallorca.
Conforme la tostada oleícola pasaba de la garganta al estómago un nudo de desasosiego comenzó a gestarse en el cerebro. ¡Ah!, me interrogué, ¿pero es que Lleida tiene aeropuerto? Por un momento consideré la posibilidad de que fuera una confusión propia de una dominguera mañana en la que el sueño le hace a uno no estar aún espabilado. Así que agudicé el oído mirando con mayor atención el aparato de radio y no sólo pude ratificar lo anteriormente escuchado, sino que se amplió aún más la información. Resulta que Lleida tiene aeropuerto desde el 17 de enero de 2010, cuando fue oficialmente inaugurado, lo que pasó totalmente desapercibido para mí hasta este momento. Ha costado 93 millones de euros que ha financiado la Generalitat. Dentro de diez años, se estima que transportará unos 395.000 pasajeros anuales, que conectarán con ciudades españolas y europeas; generará unos ingresos anuales cercanos a los 47 millones de euros y creará unos 60 puestos de trabajo directos y 900 indirectos.
Una especie de mala leche interior se fue apoderando poco a poco de mi estómago, que empezó a segregar jugos gástricos de una acidez belicosa. Recordaba que la ciudad de Lleida tiene tren AVE desde el año 2003 y que está conectada con Barcelona, a 155 kilómetros, por autovía y autopista. Fue en ese momento cuando empecé a repasar mis conocimientos de geografía que me llevaron a concluir que Lleida, una ciudad milenaria, no tendría muchos más habitantes que Jaén. Me fui a Internet y, efectivamente, ratifiqué que la ciudad catalana tiene un censo de 135.000 habitantes, frente a los 120.000 de Jaén capital.
Así pues, tenemos dos ciudades de similar número de habitantes, una situada en Cataluña y otra en Andalucía. Lleida tiene AVE que le conecta con Barcelona y desde aquí con Madrid, Irún o Málaga, por ejemplo. Tiene tren de cercanías para comunicarse con el área metropolitana. Tiene autovía y tiene autopista que le une a Barcelona.
Jaén tiene autovía con Sevilla, tren con Sevilla con un intercambiador en Córdoba, pero ni siquiera tenemos comunicación ferroviaria con Granada. Ah, perdón se me olvidaba que también tenemos aeropuerto, el ‘Federico García Lorca’ Granada-Jaén cuya terminal está a más de 100 kilómetros de nuestra capital. ¿Cuántos lustros tardaremos en ponernos a su nivel?
Y pensé: los andaluces somos muy dados a cachondearnos de los catalanes por su ‘peseterismo’, si se me permite el desfasado término. Seguramente habrá quien piense que ha sido una región privilegiada por los gobiernos centrales cuando estos han necesitado el apoyo de los partidos catalanes para aprobar los presupuestos generales en el Congreso. Seguramente se miran mucho su ombligo y, además, tienen un sentimiento de país que repudian los que hacen bandera patriótica del concepto nación. Han utilizado la política como un arma de presión para defender sus propios intereses y ahí están los resultados. Cataluña tiene una renta ‘per cápita’ de casi 28.000 euros, mientras que Andalucía no llega a los 19.000.
Sea como fuere, el hecho objetivo es que la diferencia entre dos capitales de similar número de habitantes es abismal en cuanto a infraestructuras, que son las que al final determinan la riqueza de un territorio. Mastico mientras digiero la picual tostada en qué han fallado nuestros políticos, tan dóciles frente a Madrid y Sevilla, y en qué hemos fallado los ciudadanos de esta tierra tan poco exigentes con los políticos en los que hemos depositado nuestra confianza a través de las urnas. ¡Qué envidia me das, Lleida!
Perdón, se me olvidaba que a final de año tendremos tranvía en Jaén y para eso tampoco se ponen de acuerdo sobre su conveniencia para la capital ni los políticos ni los ciudadanos. Así nos va.