Adiós a la nomenclatura de la dictadura
Cuarenta años después de su muerte, la sombra del dictador sobrevuela plácidamente por rincones de todo el país. Nos encontramos con calles, plazas y monumentos que recuerdan a personajes de unos de los episodios más lúgubres de nuestra historia. Los alcaldes de Madrid y Valencia, Manuela Carmena y Joan Ribó, respectivamente, han anunciado en estas últimas semanas el deseo de cambiar el nombre de las calles que incumplan la Ley de Memoria Histórica y sustituirlas por otros que sí sean acordes con la legislación actual. Ciudades que estuvieron bajo el bastón de mando del PP y que tras las elecciones municipales, la izquierda se hizo con el sillón consistorial. La respuesta a la decisión de ambos regidores no se ha hecho esperar. En esta ocasión, la Fundación Francisco Franco ha amenazado con demandas a aquellos alcaldes y concejales que aprueben la retirada de emblemas del franquismo "por daños al patrimonio histórico artístico del pueblo español". Pide además la derogación "cuanto antes" de la ley y el respeto a los nombres de las calles y monumentos como testimonio de una época de España. Sus críticas van más allá, y no duda en acusar al PP de ser "responsable del actual clima de discordia por negarse a derogar" la Ley de Memoria Histórica y aplicarla en "numerosos municipios contra el sentir de sus votantes". Precisamente el PP, el partido que se niega a reconocer el pasado; el partido que rechazó una moción para que Franco dejara de ser alcalde honorífico de Valencia. Precisamente el PP que, junto a un sector de jueces y de medios de comunicación, impidieron con la excusa de que sembraba el germen de la discordia, que el juez Baltasar Garzón investigara la muerte y el paradero de decenas de víctimas de la represión franquista, muchas de ellas asesinadas en las tapias de los cementerios y enterradas en fosas comunes o en las cunetas de las carreteras; asesinadas sin procedimientos judiciales ni garantías previas. Precisamente el PP, un partido que siempre ha mostrado sus reticencias a la hora de condenar la dictadura de Franco, pero sí se vestían con sus mejores galas para asistir a la beatificación en Roma de los curas martirizados durante la guerra civil. Precisamente el PP, que ha vuelto a posicionarse en contra de los cambios de la nomenclatura de estas calles "porque se estaría ignorando una parte de la historia de España". Como siempre el honor y la gloria para unos y el silencio y la humillación para el resto. En fin, nada que ver con Alemania donde no se ven nombres vinculados con Hitler o en Italia donde tampoco aparecen nombres relacionados con Mussolini.