Política y aforo aceitero
La presentación de los datos del aforo del aceite para la próxima campaña no fue una sorpresa. Solo había que pensar en la falta de lluvia, en los calores en tiempo de floración y sobre todo mirar al “doliente”, en este caso el árbol, para saber que no será año de bienes en el campo. Sirvió entonces para fijar oficialmente unas previsiones de baja cosecha. Algunos dicen que muy parecida a la del 2012, aunque sin miramos los datos, la próxima estaría 130.000 toneladas por encima, casi el doble que la del 2012/2013.
Sin embargo, por desgracia, lo más llamativo de la rueda de prensa, ya tradicional en el mes de octubre, y que reúne en una sala no solo a la prensa, llegaron con las preguntas posteriores. La polémica por un cruce de comunicados anteriores sobre los retrasos en Jaén en la llegada del dinero del anticipo de la PAC, entre Asaja y la Junta subió la temperatura.
La consejera no se limitó a explicar que eran debidos a tramitaciones bancarias, sino que arremetió con el gerente de Asaja, presente en la sala a apenas un metro de distancia, criticando su afiliación política y sus “lamentables” declaraciones de las que incluso dijo, “rayan el insulto”.
Por su parte el afectado, criticaba después “la actitud cobarde” de la consejera al utilizar una rueda de prensa en la que no tenían turno de réplica.
Anécdotas aparte, lo que se refleja en un acto, en el que se habló de pérdidas de jornales pero no se había invitado a los sindicatos (otros años sí), es que el sector necesita unidad de acción y dejar a un lado el “ytúmásomenos”. Mientras la política, o mejor dicho el “politiqueo”, siga sobrevolando sobre el sector será más difícil esa necesaria unidad de acción de los productores frente a una distribución centrada en lo suyo.
Quizás sería necesario dejar a un lado las diferencias pasadas y presentes para fijar un futuro, ya que al final lo que se traslada a la opinión pública es una división, que quizás no sea tan grande entre los implicados en impulsar un sector que es la gran riqueza de la provincia y a la que no se sabe por qué no somos capaces de sacar un mayor partido.
Otro cantar será lo que se avecina en las próximas semanas en las negociaciones, que ya tocan, de los convenios del campo y del aceite. Mal año para pedir y para dar, pero al final de lo que se trata es de justicia y de que cada uno reciba lo suyo.