Ola traicionera
Lo dicen todas las encuestas y se palpa en el sentir de los ciudadanos a pie de calle: las próximas elecciones Municipales van a ser la primera reválida de la ola de cambio político que parece recorrer el país y que apunta a la llegada al poder del PP en las Generales de 2012. Y a esa ola se han subido muchos candidatos populares de nuestra provincia conscientes de que les llevará a la alcaldía sin necesidad de desempolvar el libro de promesas electorales. Es decir, confían mucho más en el poder de la marca PP que en sus propios méritos para convencer al electorado.
Pero convendría que los candidatos populares rebajasen su indisimulada euforia. Primero por las enormes diferencias existentes entre los comicios nacionales y locales, mucho más ideológicos los primeros y con un componente mucho mayor del personalismo de los candidatos en los segundos. Pero también porque los ciudadanos votan en estas elecciones examinando la gestión de sus gobernantes en su entorno más cercano.
Es cierto que el PSOE parece en estos momentos un partido en caída libre, más si cabe en Andalucía. Los escándalos de los ERE, de las subvenciones europeas, del hijo de Chaves, unido a la sensación de falta de legitimidad del presidente Griñán tras las continuas crisis de gobierno en su gobierno, han abonado el terreno para una derrota electoral el próximo año. Por cierto, parece que son muchos los dirigentes socialistas de esta provincia que auguran lo peor en 2012, pues no se entiende la fuga de varios delegados y coordinadores provinciales de la Junta hacia las listas municipales con la vista puesta en su desembarco en la Diputación Provincial.
Pero, lejos de aprovechar la debilidad coyuntural de su contrincante, el PP no parece haber sido capaz de articular un convincente mensaje de cambio en el territorio provincial. De no ser así no se explica el auge de las candidaturas independientes de cara a las elecciones del 22-M, muchas de ellas nacidas por escisiones internas en las filas populares. Ahí están, sin ir más lejos, los casos de Úbeda y La Carolina. Listas independientes que, en todo caso, desmienten a quienes hablan de desapego ciudadano de la política, y dan la razón a los que creen que el hastío es hacia los partidos de corte tradicional. Que no es lo mismo.
También en la capital jiennense hay comportamientos contradictorios entre los populares. Su candidato, Fernández de Moya, primero ha laminado a buena parte del actual grupo municipal en el Ayuntamiento, que coincide con los que proceden de la anterior etapa de Miguel Sánchez de Alcázar. Sin duda, una decisión que intenta pasar página con el pasado, si no fuera porque en sus primeros folletos electorales (con el lema “Puedes confiar”) al PP no le queda otro recurso que vender todo lo que hicieron los que ahora han quedado fulminados. Pobre argumentario.
Así las cosas, bien harían los candidatos populares con no abusar de la ola de cambio a la que se han subido desde hace tiempo sin más expectativa que dejar pasar el tiempo. A veces, las olas suelen ser traicioneras. Aviso a navegantes.