Bedmar, un paraíso de los sentidos que llega al 90% de ocupación este verano en sus casi 200 plazas de alojamiento rural

Tranquilidad, naturaleza en pleno parque de Sierra Mágina, gastronomía, cultura y campus arqueológicos son algunas de las ofertas para los visitantes estivales.

 

‘Aquí no vale aquello de a Jaén se llega llorando y se sale llorando’. A Bedmar (a 40  km de Jaén capital/40 minutos, según nos adentramos por la carretera autonómica A-320 de Mancha Real a Cazorla) se llega cansado/estresado y se sale, después de una semana, con las pilas cargadas. Su cercanía con la capital jienense, con las ciudades Patrimonio de la Humanidad de Úbeda y Baeza (20 minutos), incluso los accesos por autovía desde Granada o desde Córdoba (1 hora) colocan a esta localidad serrana en un destino apetecible tanto para los propios habitantes de la provincia como de otras de Andalucía y de otras zonas del país. No en balde, madrileños, valencianos, manchegos incluso vascos, amén de andaluces, son muchos de los turistas que este verano ocupan ya las casi 20º plazas de alojamientos rurales que tiene la pequeña localidad, a un 90% de ocupación se encuentran las casas y hostales situados tanto en plena naturaleza de la zona del río Cuadros como del interior del coqueto casco urbano coronado por el viejo-nuevo Castillo roquero al pie de la Serrezuela.

La oferta de alojamientos en Bedmar es variada y va desde el hostal El Paraíso, a la entrada misma del pueblo, hasta la casa-cueva Mirasierra, o las casas de la Serrana, la de la Tercia, o la del Pilar de la Carrera, todas en el propio casco urbano. Y si queremos estar dentro sin estar dentro del ajetreo urbano, podemos elegir alguna de las casas de madera de las Eras de Santiago, a 200 metros del pueblo, por la Pililla en dirección al cerro del caracol.

Pero sin lugar a dudas, las miras del turista que elige venir en busca de naturaleza están puestas en las casas rurales que se desparraman a lo largo de los cuatro kilómetros de carretera que discurren desde el pueblo hasta la zona de Cuadros, donde el Parque Natural de Sierra Mágina, su cara norte, se hace presente. Allí, donde nace el río Cuadros y su vegetación, entre la que destaca el mayor adelfal de Europa, dibuja una estela entre verdusca y plateada. Allí se ubica también la ermita que da cobijo a la Patrona de la localidad, la Virgen de Cuadros y ahora, más recientemente, una cueva-necrópolis que, al margen de miles de años, encierra miles de historias cuyos protagonistas eran los antepasados de los actuales panciverdes (bedmareños).

Pues en ese entorno natural, idílico y casi mágico tienen los visitantes más de un centenar de plazas para alojarse. Desde El Cercadillo, un pequeño núcleo de casas rurales que miran al torreón árabe que vigila el valle de Cuadros, hasta el hostal de Cuadros que cuelga de las paredes de ermita de la patrona, pasando por la Chopera, las Naves de Cuadros o el Molino de la Sierra, ubicado este último junto a la pequeña presa del río junto a la Casa de la Pradera.

Despertarse con el rumor del agua por las acequias o el propio río, practicar el senderismo un rato con el fresquito mañanero o las visitas obligadas a la Cueva del Agua, a la ermita, al área recreativa o al Torreón son paseos para los más tranquilos que no quieran cansarse demasiado. Para los más atrevidos tienen la posibilidad de iniciar el ascenso por vía forestal hacia la fuente del Aguadero, una ruta recomendada para disfrutar de magníficas vistas de las estribaciones de Sierra Mágina y, sobre todo, para utilizar sin descanso la cámara fotográfica del móvil. O utilizar la ruta que se adentra por el cauce del río, disfrutar del túnel del adelfal mientras buscamos los nacimientos del río Cuadros y la Cueva-necrópolis descubierta hace dos años y todavía no visitable.

 

Paraíso de los sentidos

Pero, ¿Qué podemos hacer si decidimos venir una semana o dos semanas, al margen de disfrutar de ese trozo de naturaleza en Cuadros? Para los amantes de la naturaleza ya hemos resaltado algunas de las opciones que tienen: desde el senderismo, el alpinismo, la bici Btt, o las rutas guiadas conociendo detalles de la fauna y la flora que habita esta zona, o girar una visita al casco urbano donde podemos perdernos por sus estrechas y empinadas calles para llegar a los pies del Castillo Nuevo, donde podremos visitar la Iglesia parroquial de la Asunción para después conocer el recién estrenado Centro Arqueológico ‘Paleomágina’, único de su especie en la comarca.

Y si se han decidido por alguna de esas opciones, habrá llegado el momento de dar rienda suelta y disfrute al sentido del gusto. Es el momento del buen comer y lo podemos hacer tapeando en alguno de los establecimientos que se abren en la principal vía del pueblo, la Avenida Virgen de Cuadros, desde la Pilla al Pilarejo, o bien atrevernos con un menú de comida casera, adaptada a cada época del año, en la que el secreto está en el aceite virgen extra Magnasur que se utiliza en todos los fogones (criado y elaborado en la cooperativa Bedmarense), amén de las recetas secretas de la abuela de los cociner@s de El Paraíso, el Mesón, el Reyes, el Casa Seba o el Asador Ismael.

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